CRÓNICAS 2017

TRAVESÍA DESDE NÁPOLES HASTA ANTIBES

Carlos

Carlos Fernández-Lomana

Compañero prejubilado de Cajastur

DIARIO DE UN NAVEGANTE

30 de abril, domingo

Hoy 30 de abril de este incalificable año de 2017, retomo el inicio de una nueva singladura en velero desde Nápoles hasta Antibes con paradas en la isla de Giglio, Córcega y Elba.

Es difícil trasmitiros la ilusión que me produce esta nueva aventura, ya que pensé que difícilmente volvería a tener la oportunidad de viajar en velero con Rubén y María, después de cambiar de Armador y por supuesto de barco.

Cuando después de incorporarse ellos a su nuevo barco, recibí un mensaje suyo comentándome que cabía la posibilidad de poder hacer esta travesía, en ese momento, y sin esperar a que me confirmasen la posibilidad, ya comencé a revisar mapas, consultar enlaces de vuelos, en fin toda la parafernalia que conllevan los preparativos de estos viajes y que son ya parte ilusionadora del mismo.

Por fin la confirmación, es posible ¿te apuntas?... en menos de 15 minutos tenía los vuelos cerrados.

En estos momentos me encuentro rodando por las pistas de la T4 antes de iniciar el despegue que me llevara a Nápoles.

Me recogerán Rubén y María en el aeropuerto para trasladarnos a Pompeya donde está atracado el Barco.

Mañana intentaré conocer Pompeya y Herculano, ya que como bien dice Rubén la travesía la iniciamos el martes si el tiempo lo permite... y mañana aprovecharé para conocer las ruinas.

Estoy en el avión en un asiento central rodeado de 2 paisanos XL, uno de ellos, napolitano y con pinta de sicario de la camorra, se ha dormido y ronca como un jaguar, su brazo sobre mi pierna izquierda y veo que en cualquier momento este energúmeno apoya la cabeza en mi hombro y me lo llena de babas.

No me puedo mover, estoy absolutamente encajado entre estos dos Troles y solo me queda gritar si la situación se descontrola.

Me quedan 2 horas de viaje ¡Mama mía! No me caben las piernas y me empiezan a doler las rodillas...  mierda de Low Cost... ¿cómo será eso de viajar en primera?... por mí no lo conoceréis.

Os seguiré contando

1 de mayo, lunes

Hoy 1 de mayo, día del trabajo, pero... del trabajo chungo, de ese que no suele apetecer y que ocupa una gran parte del tiempo de nuestra existencia.

Existe otro tipo de trabajo, aquel que no entendemos como tal, porque el esfuerzo que realizamos mientras intentamos conseguir un fin, nos identifica como personas y nos llena de satisfacción, porque deseamos hacerlo y queremos descubrir hasta donde somos capaces.

Este segundo tipo de trabajo es el que se realiza con un esfuerzo que está absolutamente compensado por la pasión de hacerlo, como navegar en solitario alrededor del mundo o escalar un ocho mil en el Himalaya.

Bueno ya basta de filosofar sobre el trabajo.

Hoy tenía programado conocer Pompeya, pero el plan es navegar por el golfo de Nápoles para probar el barco con el que haremos la travesía hasta Antibes

Hace una mañana preciosa y Rubén decide navegar unas 40 millas en dirección a la isla de D'Ischia al W del golfo de Nápoles, para comprobar y ajustar todos los parámetros de navegación del barco como la velocidad que alcanza con un determinado viento o cuales son las revoluciones adecuadas del motor para navegar al adecuado ritmo de crucero.

Sopla un viento suave de unos 10 nudos y el barco navega increíblemente casi a la misma velocidad, unos 9 nudos.

Es un barco que se desplaza suavemente y veloz con poco viento y nos hace disfrutar de la travesía hasta D'Ischia con un excelente día de sol y viendo el Vesubio por la popa.

Fondeamos en una ensenada y María prepara la comida, como siempre excelente, un arroz con cúrcuma y verduras buenísimo.

Descanso a bordo para hacer la digestión y vuelta a la marina de Stivia donde tenemos el amarre.

Durante la travesía Rubén me pone problemas de posicionamiento, con derivas posicionándose con diferentes faros y montañas.

Perfecto, logro sacar la posición sin problema que puedo cotejar con el GPS.

Un lujo, clases magistrales y navegando, no se puede pedir más.

Llegamos anocheciendo.

Cena ligera a bordo. Después me retiro al camarote con la idea de escribir mi cuaderno de bitácora, pero no puedo, me quedo repetidamente dormido una y otra vez... mañana lo intentaré.

2 de mayo, martes

Hoy día 2 de mayo me despierto a las 8,00 después de haber dormido del tirón 9 horas, para mí todo un logro.

Es el día de visitar Pompeya.

Acompaño a Rubén al rent a card donde tiene alquilado el coche para arreglar un pinchazo y sustituir la de repuesto que era como de los picapiedra...

Mientras reparan el pinchazo, nos acercamos a tomar un café en un chiringo junto a una peluquería de caballeros que se llama "pelo nuevo"... se supone que lo que te han de quitar cuando vas, es el pelo viejo, y lo que te crece es el pelo nuevo pero bueno... Rubén piensa que esta puede ser su peluquería de referencia.

Después me acompaña a Pompeya y me deja en una de las entradas.

El complejo arqueológico es inmenso dividido en VIII zonas (números romanos para entrar en ambiente) y tiene varias entradas.

Después de hacer una pequeña cola saco mi entrada con plano y una guía en español en la que se indican los monumentos y las casas más importantes que se pueden ver en cada zona.

Me dirijo a la entrada buscando quizá un guía en español que no encuentro y lentamente me adentro en el fascinante mundo de Pompeya.

No voy a detallar cada descubrimiento de esta ciudad romana tan increíble, que se encuentra maravillosamente conservada gracias a permanecer sepultada por toneladas de ceniza volcánica durante muchos siglos.

Es difícil explicar las sensaciones que me acompañan en este descubrimiento, como aparece una ciudad con sus calles, sus aceras, sus fuentes públicas, los rótulos de las tiendas anunciando sus productos, sus tabernas, sus casas de comidas, hasta su prostíbulo perfectamente anunciado con grabados de los adoquines que te conducen allí.

Si sorprendente son sus calles, con sus trazados perfectos, sus edificios bien conservados y sus elementos de la arquitectura urbana tan civilizados, más lo es el interior de algunas casas con sus maravillosos murales de pinturas muy bien conservadas, representando dioses e incluso motivos florales, con aves o simples actividades cotidianas.

Sorprende lo próximo y la sensación de descubrir lo cerca que nos resulta su forma de vida, tan poco alejada de lo que podía ser una pequeña ciudad rural de hace 60 años, pero con un grado de sofisticación muy superior.

Descubres como existían tuberías de plomo que suministraban agua a las termas o utensilios cotidianos que aun hoy en día seguimos utilizando.

En fin una experiencia sobrecogedora, por sus contenidos, pero sobre todo por lo cercana que nos resulta su forma de vida. Al menos a mí fue esto lo que más me fascinó.

En un viaje por Sicilia hace 2 años, descubrí La Villa de Casale, una villa romana que había conservado sus mosaicos en un estado impecable por haber estado cubiertos por una capa de lodo que había impedido su deterioro.

Eran unos mosaicos bellísimos, una maravilla poder observarlos, un refinamiento estético difícil de imaginar.

Quede impresionado con Casale, pero Pompeya es otra cosa, es el descubrimiento urbano de la ciudad lo que te fascina, lo cotidiano de sus tabernas sus casas de comida y los letreros de sus comercios.

No encontré en Pompeya ningún mosaico que se aproximara a la belleza de los de Casale pero su conjunto me emociono.

Una vez terminada la visita, supongo que no recorrí ni el 50% de la ciudad, el mayor problema era encontrarme con María que había venido a buscarme.

No era fácil coincidir en una de las salidas, pero por la magia de la casualidad, allí apareció, justo en el sitio por donde estaba yo saliendo y con el coche arrancado y lista para marchar a hacer una compra a Castelamare D'stavia

Describir el tráfico de esa zona de Nápoles es difícil, al margen de la densidad del tráfico hay que añadirles una forma de conducir absolutamente anárquica, te adelantan por la derecha tanto coches como motos a toda pastilla, pero nadie se enfada por este tipo de maniobras y por un arte especial consiguen no chocar al menos violentamente.

No se respeta nada, por supuesto en las rotondas el primero que se atreve es el que entra, sin que a nadie le parezca mal, es cuestión de valor y decisión... lo que no puedes hacer es dudar..., si lo haces seguro que te atruenan a pitidos o mueres en el intento.

Llegamos por fin a Castelamare y aparcamos cerca de la strada de Santa María dell'orto, curioso nombre de virgen sobre todo para un argentino...

Recalamos en un bar hamburguesería, para comer algo, ya que yo no lo había podido hacer en todo el día, y me zampé una hamburguesa buenísima, aunque buena parte de sus jugos acabaron en mi calzado, formando unos manchurrones grasientos que decoraron profusa y abundantemente mis náuticos verdes de tela...  Un toque decontracte .

Después de hacer una abundante compra para el barco, regresamos a la marina.

María preparo una cenita en cubierta con espárragos verdes y jamón del bueno. Después charleta y para la cama, cansado me supongo de la visita a Pompeya.

Mañana será otro día de ultimar arreglos y recibir piezas que necesitamos para la travesía que hemos de emprender por fin la madrugada del Jueves.

3 de mayo, miércoles

Día 3 de Mayo, poco que contar, el día lo dedicamos a ultimar las compras de repuestos para el Barco, entregar el coche de alquiler, y efectuar la compra de algún detalle práctico para la logística del One Shot que María tiene ya fichados.

Después de pasear por Castellamare y de vuelta a la marina, encontramos un bar pastelería y coctelería muy apetecible.

Pedimos por ocurrencia de María una bebida imposible, Fernet Branca o algo parecido, a la que se había aficionado en una de sus travesías marítimas del Atlántico.

Encontré la bebida absolutamente horrible, sabe a una mezcla de hierbas medicinales con linimento Sloan... vamos, acostumbrarte a este sabor amargo y mucho más aficionarte, me parece un éxito de la capacidad humana como omnívoros para comer cualquier cosa.

Regresamos al barco paseando tranquilamente.

Rubén nos está esperando y nada más llegar aparece un repartidor de paquetería con varias cajas...

¡Sorpresa! Por fin llegó...  son los uniformes del barco y las ropas de Agua Musto para navegar que les suministra el Armador, además de algunas cosas más necesarias para el equipamiento del Barco.

Ya está todo a bordo, mañana salimos a las 6 AM.

Cenamos ligerito y María se ha ido a dormir rápidamente.

Rubén y yo vamos a fumar un pitillo fuera del barco antes de retirarnos al camarote y vemos sorprendidos como detrás del Vesubio aparecen unas luces rojas, y unas explosiones como si estuviera produciéndose una erupción.

La verdad que todo bastante inquietante, lo que nos tranquiliza es comprobar que no se oye ningún estruendo ni tiembla la tierra...  deducimos que tiene que ser una representación pirotécnica para turistas simulando una Erupción volcánica, pero... el mosqueo inicial es importante porque el efecto visual está muy conseguido.

De retirada al One Shot vamos mirando de reojo al Vesubio...

4 de mayo, jueves

Día 4 de Mayo, son las 6 de la mañana e iniciamos la travesía a Antibes saliendo de la marina D'estavia con un viento confortable de 9 nudos.

Iniciamos las maniobras para navegar a vela desplegando la Mayor y el Génova, hace un día precioso y soleado.

El One Shot, navega increíblemente, incluso a mayor velocidad que el viento.

Rubén está encantado de sentir cómo reacciona el barco con poco viento.

No ha transcurrido una hora y el viento comienza a amainar y nos obliga a arrancar el motor, ya no somos capaces de navegar sin él.

El viento ha desaparecido pero el día a bordo es espectacular, sol, buena temperatura, música de spotify y un buen desayuno son nuestra compañía a lo largo del día hasta llegar al fondeadero que tenemos previsto en la isla de Ponza, resguardado de viento sur que es el predominante.

Llegamos a fondear sobre las 4 de la tarde a una preciosa cala con aguas cristalinas y un pequeñísimo puerto pesquero y aquí nos quedamos descansando, charlando, oyendo música o leyendo un libro hasta que lentamente cayó la noche... tan callando

Es un pequeño paraíso oculto.

Mañana reiniciaremos la travesía otra vez a las 6 de la mañana en dirección a Civitavacchia donde tenemos previsto atracar para bajar a la ciudad dar un paseo y disfrutar de una cena en algún restaurante con un buen vino frisante.

Felicidad completa.

5 de mayo, viernes

Hoy día 5 de Mayo nos levantamos temprano para seguir rumbo a Civitavecchia,.

El día se despierta algo nublado pero según avanza el día vuelve a despejar y a quedar un día soleado y demasiado apacible para poder utilizar las velas

Nuevamente tenemos que ir a motor la primera parte del trayecto pero hace un día tan agradable que el ir a motor también nos permite en cubierta estar relajados y disfrutar del buen tiempo oyendo música, sin estar pendientes de las maniobras a las que te obliga la vela.

Los partes meteorológicos cambiantes de primavera, nos anuncian temporal en Córcega y Liguria, con lo cual ya encontraremos más viento del que quisiéramos, según nos vayamos aproximando al norte y entremos en esa zona.

De momento disfrutamos de buen tiempo.

Hoy es el cumpleaños de Isabel, una hermana de María, y Rubén y María deciden montar una coreografía con música de Batiato para felicitarla grabándola en el móvil y enviándosela.

Muchas risas.

Después coreografía para felicitar a Carla que también es mañana su cumpleaños, pero me equivoco de día porque mi hermana María José la felicita hoy, en fin tendrá dos felicitaciones.

Según vamos aproximándonos a Civitaveccia comienza a subir el viento, y desplegamos nuevamente la mayor y el Génova.

No es mucho viento pero con este barco tan sensible, es más que suficiente para poder navegar entre 8 y 9 nudos.

Así vamos navegando suavemente hasta llegar a la marina donde atracamos próximos a la ciudad.

A las 7 de la tarde, ya habíamos terminado, ducha, taxi y a la ciudad para dar una vuelta por el puerto antiguo tomar unos vinos y cenar.

Nos sentamos primero en una terraza a tomar un aperitivo y después fuimos andando hasta un restaurante a tomar una pasta con cigalas Rubén y yo y un atún María, ambas cosas muy ricas y todo acompañado de un vino blanco frisante de la casa también muy goloso.

De regreso intentamos coger un taxi... imposible, el número al que llamamos lo oímos sonar en el cajetín del teléfono de la única parada que hay en la ciudad que se encuentra en la estación de ferrocarril.

¡No es posible! Tenemos una hora andando hasta la marina y son menos de las 12 de la noche. ¿Cómo es posible que no haya un taxi en toda la ciudad?... un viernes por la noche... Pues no, por la noche no hay un solo taxi funcionando.

La solución era el autoestop, muy improbable que nos cojan a los tres o ir una horita andando hasta la marina.

Aparece una comisaría de policía y se nos ocurre que María cuente nuestra "dramática situación" a ver si la policía nos puede y quiere llevar.

Milagro femenino, un carabinieri no se puede negar a una súplica así de una mujer a pesar de estar acompañada de dos mostrencos como Rubén y yo.

Nos llevan...  puffff.

A dormir que mañana también nos toca madrugar para llegar a la isla de Elba.

6 de mayo, sábado

Hoy 6 de mayo me despierto en el camarote con el ruido del motor del barco saliendo de la marina.

Hoy nuestra intención es llegar a la isla de Elba pero las predicciones meteorológicas no son muy buenas dan viento de fuerza 8 en casi todo el Mediterráneo.

El cielo está empedrado y ha comenzado a llover ligeramente.

Viento suave que va aumentando según avanzamos.

El informe de seguridad nos avisa una y otra vez del temporal de viento que se aproxima y Rubén decide atracar en Monte Argentario en la ciudad y puerto de Santo Stefano, que es una pequeña península a 30 millas al sur de Elba en la costa Toscana, para refugiarnos del temporal hasta mañana que dan una mejoría posible que nos permitiría quizá llegar a Antibes navegando 24 horas, lo peor es que anuncian viento del NW y eso significaría que tendríamos que navegar con el viento de frente y ciñendo al máximo y es muy incómodo ir muy escorados todo el tiempo dando botes.

Una vez en el puerto, se levantó un viento tremendo, menos mal que estamos a resguardo, buena decisión de Rubén, si hubiéramos continuado a Elba nos hubiera tocado esta rasca y lo hubiéramos pasado mal.

Salimos a dar un paseo por el pueblo.

Nada más salir de la marina, una consecución de tenderetes de pescado al aire libre, nos enseña su mercancía de lo más variado, la mayoría con un aspecto estupendo, algo que no puedo decir del precio.

Lo cierto es que para mí, las pescaderías siguen teniendo un atractivo especial, me encanta ver los diferentes tipos de pescado e identificarlos por su nombre.

Siempre que veo una pescadería no puedo evitar pararme y observar su mercancía.

Creo que a mí querido amigo Carlo Berrini, que seguramente leerá esta crónica le ocurre exactamente igual "El discreto encanto de la pescadería" ¿no hay un título de película así?

Después un paseo por las callejuelas empinadas que se entrelazan y superponen entre las casas que miran al puerto.

No siempre tienes vista porque fácilmente se interponen unas con otras, pero cuando puedes observar una panorámica es excelente.

Termino comprando un melón de esos franceses pequeños y cuando salgo de la frutería, a 50 metros otra más grande y con mejor aspecto, con los melones a la tercera parte del precio del que acababa de comprar.

Seguí paseando por la calle y en cada frutería el precio era diferente, pero no escasamente diferente, por lo cual pienso que aquí el precio de la fruta, al menos está fuera de la oferta-demanda que rige habitualmente, no sé qué criterio utilizan, pero no es el habitual .

Sigo paseando, me encuentro con María y vamos a tomar unos blancos, en una terraza del puerto refugiada del viento.

Después vamos caminando tranquilamente hacia el barco.

Cenamos a bordo y retiramos pronto. También hay que madrugar si el tiempo nos permite partir al amanecer

7 de mayo, domingo

Hoy día 7 de mayo, estamos saliendo del puerto de San Stefano con idea de intentar llegar del tirón hasta Antibes, una vez que comprobemos que la meteorología nos lo puede permitir.

Hemos retrasado la salida esperando a las condiciones adecuadas.

Todas las cartas meteorológicas que consultamos nos dicen que en la zona de Liguria donde vamos a navegar es la única del Mediterráneo que no tiene previsiones de borrasca, pero seguridad marítima sigue insistiendo en vientos de fuerza 8 para esta zona, y aunque sepamos por la información de la que disponemos que no es posible, a ver quién se atreve a navegar en contra de la opinión de seguridad Marítima...

Decidimos pues, salir con un ben da en dirección a la Isla de Elba, y estar atentos a la información de seguridad marítima que nos llega a la radio esperando un cambio favorable en la información.

Llegamos por la tarde a un fondeadero de la isla de Elba y esperamos fondeados un cambio de la información oficial mientras veíamos la puesta de sol, dormitábamos o leíamos cualquier libro o información sobre las elecciones de Francia.

La información no llega hasta la 1 de la madrugada cuando los partes de seguridad ya no dicen nada de borrascas en Liguria ni nada en el cabo más al norte de Córcega, donde pasaremos a 10 millas pero que suele ser inseguro con mala mar o mucho viento.

Está noche mientras esperamos en el fondeadero haciendo tiempo me ofrezco a preparar unas alcachofas frescas que compramos en Nápoles y fue todo un éxito a pesar de que fueran escasas.

Me encantan las alcachofas y siempre que puedo y no me da pereza pelarlas, las preparo.

Después de esta cena frugal, me retiro a dormir previendo la travesía del tirón en la que no dormiremos casi hasta llegar a nuestro destino.

8 de mayo, lunes

8 de Mayo, la información de seguridad nos permite definitivamente plantearnos terminar nuestra travesía de un tirón hasta Antibes y así lo decidimos.

Me permiten dormir una hora más, la primera guardia la hacen María y Rubén.

Cuando me despierta Rubén son las 2 de la madrugada.

María nos prepara un café cargadito y se retira a dormir.

Quedamos Rubén y yo en cubierta haciéndonos compañía.

Nadie me deja solo de guardia porque no se fían mucho de mí y de mis capacidades para resolver una situación imprevista, con lo cual me convierto en un "señorito de compañía" y poco más,

Le intentodar conversación a Rubén en un momento en que a ninguno de los dos nos apetece hablar.

Como parte de mi función asignada, pregunto cuando el silencio se corta con cuchillo, cosas relativas a la navegación que muy amable y didácticamente contesta Rubén.

Comienza a clarear el horizonte... está amaneciendo.

Estamos entre el cabo al norte de Córcega y una pequeña isla parque natural, donde se comienza a vislumbrar el paso de 2 veleros muy cerca de la isla que llevan dirección opuesta a la nuestra.

Está amaneciendo un día espectacular, despejado y sin nada de bruma que solo arruinaría la nitidez del ambiente y la saturación de cada color.

El sol comienza a salir detrás de la isla y el cielo es naranja intenso.

Intento grabar en mi retina cada segundo de este momento, para que el recuerdo sea lo más exacto posible.

Comienza a subir la intensidad del viento y nos ponemos a subir la mayor sin y a desplegar el Génova...  y el barco comienza a volar a 12 nudos.

Desgraciadamente no demasiado tiempo o no al menos el que hubiéramos querido.

Dejamos atrás Córcega, y el viento comienza a amainar y se nos coloca casi en la proa, y por mucho que Rubén trime las velas para para aprovechar el viento al máximo tenemos que terminar poniendo el motor.

Hace una mañana preciosa y con buena temperatura para estar disfrutando en cubierta, no entendemos cómo podían informar de borrasca durante tanto tiempo, viendo el día que tenemos.

Estoy en cubierta con María, Rubén se ha retirado a dormir y por estribor comenzamos a ver diminutas medusas tipo a la carabela Portuguesa, que invaden el mar a nuestro alrededor y prácticamente con mayor o menor densidad nos acompañarán todo el camino hasta Antibes.

Si esto sigue así van a invadir los mares, porque es la única especie que prospera, mientras las demás disminuyen por la pesca excesiva o la contaminación.

A la velocidad que navegamos estaremos entrando a puerto sobre las 9,30 de la noche. Tenemos un largo día que ocupar a bordo y nada especial que contar salvo un espectacular atardecer con unas nubes encendidas de rojo y naranja entre otras blancas y grises que se mezclan sin fundirse en el cielo del Mediterráneo, y que avanzan desde las montañas, aun con nieve, de los Alpes marítimos que observamos desde el barco continuamente.

Al mismo tiempo el sol se pone por el oeste que es nuestro rumbo y al que exponemos nuestra cara para captar sus últimos rayos que nos calienten antes desaparecer y de ser cubiertos por la noche.

La entrada en la marina ya anochecida es un espectáculo de vanidades...  los yates más grandes y más ofensivamente espectaculares se encuentran por doquier de forma, que quien cree tener el más espectacular y grande de los yates del mundo, puede verse absolutamente frustrado por el de su compañero de atraque que le puede superar de tal forma que su yate puede parecer a su lado una chalupa.

Cosas de la vida.

Está travesía ha llegado a su fin, mañana cogeré el avión en Niza que me transportara a mi querida Asturias.

Allí me espera mi jardín, mi casa y fundamentalmente mi zona de confort que he querido abandonar unos días para sentir la vida intensamente y saber lo maravillosa que es cuando la vives con pasión.