Faustino González Alcalde Amigo del Club. Fue Presidente de la Caja en los años 80 |
El Puente del Pilar lo he dedicado a hacer un viaje con el Club de Viajes de Cajastur.
Hemos ido a Guadalajara en un viaje cultural que se llama "la Ruta del Cid".
Soy muy aficionado a la historia, y me atrae mucho hacer viajes por lugares que tengan una relación destacada con hechos o personajes históricos, porque estos viajes te permiten evocar o imaginar esos hechos o personajes históricos en el mismo lugar en que sucedieron unos o vivieron otros; y aunque, es evidente, que dichos lugares habrán cambiado mucho, e incluso las condiciones de vida serán totalmente diferentes a cuando ocurrieron los hechos o vivieron los personajes; siempre quedan restos que permiten identificar tus conocimientos con la realidad que visitas.
Este es el caso del Cid Campeador, noble castellano, que al parecer, no tuvo una buena relación con su rey, Alfonso VI de Castilla, desavenencia que había surgido como consecuencia, de que el Cid, súbdito, se había atrevido a exigir, por tres veces juramento, a su Rey, de que no había tenido parte en la muerte de su hermano, el Rey Sancho II de Castilla ocurrida a las puertas de la ciudad de Zamora y provocada por el traidor Bellido Dolfos. Este juramento tuvo lugar en la iglesia de Sta. Gadea de Burgos.
La toma de este juramento fue la causa del destierro del Cid, destierro que es el tema del inmortal "Cantar del mío Cid" y el comienzo de una prodigiosa aventura.
El peregrinaje del Cid en su destierro pasó, al parecer, por lo que hoy es, la provincia de Guadalajara, entrando por Atienza, y siguiendo por Sigüenza y Molina de Aragón, antes de entrar en tierras de Aragón y Valencia.
Nuestro recorrido por esta "Ruta del Cid" ha sido en sentido contrario, ya que hemos empezado por Molina de Aragón (segundo día del viaje), y seguido por Sigüenza (mañana del tercer día) y terminado en Atienza (tarde del tercer día).
Además del Cid, hemos tenido la oportunidad de poder evocar en este viaje, a otros personajes históricos, como el Marqués de Santillana, poeta que vivió en tiempos del Rey Juan II de Castilla y al que está dedicado el magnífico Palacio del Infantado, de Guadalajara, edificio que, en expresión de nuestra guía turística, está considerado como la "Joya de la Corona" de Guadalajara.
Es un edificio de estilo gótico-isabelino, con balaustrada corrida de estilo mudéjar, y con un magnífico patio interior llamado, "Patio de los leones" por las cabezas de león que lo adornan en todo su perímetro interior, alguna de las cuales están notablemente retocadas o reconstruidas, a causa de los destrozos que en este magnífico edificio ocasionó la Guerra Civil española.
De la visita a Molina de Aragón (segundo día) mantengo el recuerdo de las 4 torres aún en pie, de esta impresionante fortaleza, construida por los árabes en un alto que domina toda la ciudad, con un fin defensivo, pero también residencial.
En ella se hospedó el Cid, que era amigo del jefe árabe de aquel tiempo en su camino hacia Valencia.
La Ciudad tiene un cierto aspecto medieval con una judería y una morería, que son precisamente dos calles paralelas. En la ciudad existen numerosas iglesias y otros edificios de diferentes estilos: gótico, renacimiento e incluso del S.XVIII.
Esta ciudad fue conquistada a los árabes por Alfonso I El Batallador, Rey de Aragón, que estuvo poco tiempo en Aragón ya que pasó a Castilla por ser regalada por el Rey Alfonso el Batallador a su esposa Doña Urraca, Reina de Castilla. A la muerte de esta pasó a su hijo Alfonso VII de Castilla, que la entregó en señorío a Don Manrique de Lara.
Y aquí aparece la estirpe de los Lara en Castilla lo cual nos permite evocar el nombre de un miembro de esta estirpe que es el poeta Jorge Manrique, famoso por las "Coplas con motivo de la muerte de su padre".
Esta ciudad de Molina de Aragón está declarada Conjunto Histórico Artístico.
De Sigüenza mantengo el recuerdo de la vista de la ciudad encuadrada por los dos símbolos que la caracterizan: su castillo, una auténtica fortaleza situada en la parte más alta de la ciudad, y convertido en Parador de Turismo de Sigüenza; y por su catedral situada en la parte más baja de la ciudad, hoy sede Episcopal de Guadalajara, una de cuyas capillas es el Sepulcro del famoso Doncel de Sigüenza que muestra al Doncel recostado y leyendo un libro.
Un recorrido por Sigüenza nos mostró cual ha sido el crecimiento progresivo de la ciudad, partiendo del castillo hacia abajo, y los distintos estilos de sus edificaciones nos muestran el tiempo en que fueron hechos.
De Atienza recuerdo solamente ruinas de fortalezas que demuestran que fue una importante ciudad de frontera y me llamó poderosamente la atención la Plaza Mayor de aspecto totalmente medieval aunque me causó una desagradable impresión el que este magnífico espacio esté convertido en un parking de automóviles.
En fin, como resumen puedo decir que ha sido un magnífico viaje. Yo que fui a este viaje, con el temor de que, como ocurre en casi todos los viajes colectivos culturales que se realizan, el viajero estaría sometido fatalmente al dilema de cansarse o aburrirse, pude comprobar que los organizadores del Club de Viajes Cajastur saben repartir el tiempo de tal forma que no llegues a cansarte, ni aburrirte, sino que todo el tiempo estés entretenido.
Una mención especial merecen las comidas, encargadas de antemano, figurando ya en la documentación del viaje, incluso los menús que iban a ser servidos, y que fueron encargados a base de productos típicos de la tierra, y en este caso concreto el cordero ha sido objeto de especial atención.
La comida en Aranda de Duero, fue la culminación de este viaje gastronómico.
Enhorabuena y hasta pronto.